CONMOVERÁ A UNAS Y SORPRENDERÁ A OTROS
Conocí a Mila hace muchos años. Los dos rompíamos la timidez
literaria en los talleres de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles,
de la mano de la profesora, hoy nuestra amiga, Montse Cano. Mila era la primera
de la clase, y deshizo el silencio con un cuento lleno de imágenes y emociones.
En aquella pieza había un elemento significativo, con mucha fuerza, de esos que
cautivan para siempre. ¿Saben de qué hablo? ¡De un par zapatos! Y ¿saben de qué color eran aquellos zapatos?
¡Eran verdes! Sí, señores, verdes, como El Guante que ya está en
las librerías más importantes de España, y quizá pronto en las de Egipto,
Londres y Australia.
Pensarán que se trata de una manía, de las muchas que tienen
los escritores; no, nada de eso. El verde es un talismán en el oficio de Mila.
Además de sinónimo de esperanza, es símbolo de vida y de la transformación
auténtica que la define como narradora. O si lo prefieren, considérenlo como
una metáfora que relaciona a nuestra autora con la superación permanente, hasta
deleitarnos con la madurez exquisita de sus frutos literarios. Así es El
funeral de un cobarde, su novela del año pasado; así es El Guante verde, la novela que hoy pregonamos, y así son sus relatos y los micros
que nos regala con frecuencia en Facebook. Todo es un compendio transparente,
como el aire que respiramos: con suspiros de realidades y alientos de fantasía.
Toda su obra es espontánea y natural, pues prospera con el
fluir cotidiano; y a la vez intensa, porque no se detiene en el aspecto
insustancial de lo anecdótico. Cala con fuerza en el espacio emocional,
despertando en cada destinatario inquietudes diferentes. Unas serán objeto de
nuevas percepciones existenciales, otras servirán para modificar convencimientos
que antes creíamos indeformables. Sí, Mila hunde su palabra en la corteza
humana, profundiza y deja su mensaje de manera sencilla. Hacerlo tan fácil es
muy difícil.
El guante verde es una novela construida con el conflicto particular
de más de cincuenta personajes, casi sesenta,
que dan sentido a una historia central. Todos, desde la protagonista
hasta un taxista que pasaba por allí, evolucionan mientras perfilan estelas
íntimas que sobrecogen al lector. Para conseguir eso, dado el andamiaje anímico
de cada uno de ellos, Mila ha hecho un trabajo magistral: ha dado vida a esa
legión de actuantes, incluida María, una psicóloga que interpreta en sí misma
la contradicción y la inconformidad del mundo actual. Luego, después de
seducirlos a todos en un entorno afín y atractivo, ha ensamblado, con precisión
verosímil, esas piezas palpitantes, individuales, construyendo una estructura
circular, donde nada queda suelto, donde continuas evocaciones retrospectivas
dan vida a un sin vivir de amores y desencuentros.
Pero El guante verde no es una novela rosa,
aunque puedan catalogarla así quienes no reparen en las entrañas del argumento.
Entre penas y alegrías, Mila nos lleva —más allá de cualquier frivolidad— a
encontrarnos con nosotros mismos. Prueba de ello, es la reflexión que nos
regala de su puño y letra. Plantea “... si realmente existen las
diferencias emocionales entre los seres humanos, o quizá solo nos diferencia el
momento vivido o la situación creada”. Cuando un texto contiene estas incursiones
inteligentes, merece una etiqueta conceptual brillante, filosófica, lejos del
mero entretenimiento que a veces buscamos en la Literatura.
Por todo ello, El guante verde, igual que su
novela anterior, no termina con el punto final. Deja en la mente del lector la
silueta de una mirada diferente,
concebida allende otros horizontes. Es la singladura que nos propone
Mila para luego, con un ritmo trepidante y haciéndonos tropezar con desatinos
propios, mostrarnos con sosiego lo convencional, donde aparecen embaulados los
recuerdos que inspiraron nuestra biografía. Así nos deleita con una voz
narrativa estética, ingeniosa y sensible, siempre al servicio de la trama. La
calidad de ese estilo hace posible una comunicación fluida y eficaz, que nos
deja recuerdos indelebles y una definición clara de lo que es el arte de crear
y contar.
Así es la obra de Mila. Así es El guante verde,
un libro con mucho talento, para todos los gustos, tanto los que prefieren la
evasión —como antes decía— o los que buscan contenidos sutiles. Es una novela
de hoy para siempre, superior a muchos títulos que están en las listas de
superventas. No tengo ninguna duda.
Por eso recomiendo comprar y leer El guante verde.
Y cómo no, todo mi cariño y reconocimiento a Mila, que ha abierto un nuevo
capítulo en su trayectoria de escritora importante. ¡Que lo es!
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