Primeros susurros de la mañana. El sol quiere salir y no se atreve; se arrebuja entre nubes con las nanas. Muchos currantes y algunos parados corren de frío, la nieve amenaza. Otros, que fueron premiados ayer, y no han visto los bostezos del alba, están inmersos en su vorágine, sin tocar ni sentir lo que acompaña. Ellos sabrán.
Vendrá la noche más buena del año, y nos servirá un presente distinto; sí, al recordar las noches de antaño:
Noches alegres, tristes; de abundancias y nada, de recuerdos y olvidos, de risas y de llantos, de paisajes plácidos, con estampas tan duras, tan duras como cantos. Noches de encuentro y amor; noches sin esperanza, de penas sin perdón, vacías y sin mancha; mañanas con niebla, tardes despejadas.
¿Qué el sol sale para todos? ¿Sí? No calentará bien con guerras y malos modos, si duermen niños en paja, sin techo, y sobre lodos; mientras vicios que no duermen nos envuelven en sus forros.
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Confiemos en que lo contradictorio pronto deje de serlo. Ese día nos felicitaremos y celebraremos todas las noches del año, entonces la Nochebuena será la fiesta de siempre. Mientras lo intentamos, procuremos ser felices.
(*) Del DIARIO DE UNA MIRADA
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