GORRIONES DE PIEDRA
-NOVELA-
DE BEGOÑA ROLDÁN JUEZ
DE BEGOÑA ROLDÁN JUEZ
(Ed.
Bubok Publishing, S.L.)
Partiendo de una idea
inverosímil —los muertos tienen vida y hablan—, la autora fabula con éxito un
universo probable, asumido como un mundo real. Esa ficción efectiva, construida
con recursos seductores, hace que el lector se vea inmerso, como un personaje
más, en una gesta cuajada de imposibles. No obstante, línea tras línea, esos
hechos impracticables se convierten en lo contrario: actividades habituales en
un mundo familiar.
Sobre unos cimientos
fantásticos, Begoña Roldán Juez talla con primor Gorriones de piedra
para construir una estructura sólida y atractiva, gracias a significados
concretos, cercanos y comprensibles por cualquier destinatario lector. Con el
mismo acierto utiliza la diversidad de puntos de vista: narradores diferentes,
con alternancia de tiempos verbales, voz y, por consiguiente, tono. Sin
embargo, mantiene la forma y la uniformidad del tema elegido.
Antes de seguir
quiero subrayar, en favor de la obra, su contenido enriquecedor de concepciones
sobre los principios de los seres y las cosas, sobre el conocimiento, sobre el
significado y el lugar del hombre en el cosmos. Dicho así no parece importante,
pero lo es por las reflexiones que suscitan. Como ejemplo, sirvan estas frases
que trascribo: «Cuando la convivencia es larga siempre aparece algún defectillo
/ La muerte muchas veces es la forma más sublime de amor eterno».
A lo largo de
veinticinco capítulos con autonomía narrativa, cual relatos independientes,
conviven la vida y la muerte. Ambas constituyen el cuerpo y el alma de esta
novela: protagonismo compartido entre el que es y el que fue, ambientación
diversa llena de luz o de oscuridad, y el tiempo escénico actual, pasado y
futuro.
Sumidos en ese mundo
de vivos y muertos, vamos a encontrar el regalo de muchos alivios que nos
ayudarán a ver el camino final como algo normal, sin el grado de dolencia y
temor con que lo concebíamos hasta ahora. Entre otras cosas, porque Begoña nos
muestra, de forma sutil, que después de la muerte hay vida, o que la muerte,
interpretada como sujeto, también vive.
Literariamente, las
superficies más altas y los fondos más subterráneos están habitados por el ser
y el no ser. En ambos espacios deambulan conflictos palpitantes, como es el amor,
sinónimo de vida y sus consecuencias, y el desamor, metáfora de la quietud y el
silencio lapidario en ese mundo de nada. ¡Y todo!, pues el lector se va a
erigir en un protagonista más en una trama donde no falta la pasión, el crimen,
la traición, el misterio, la intriga..., y lo que esto lleva consigo.
Los personajes —una
treintena— están bien caracterizados, tanto en su apariencia física como en la
psicológica. Así, con esa identificación personal, a veces (in)humana, se
presentan al lector con actitudes creíbles que favorecen la empatía.
Los diálogos se
distinguen por su naturalidad. Valiéndose de tales actos cotidianos, la autora
transmite con eficacia conceptos claros y filosóficos acerca de la calidad
—esencia y opción— del ser humano, su comportamiento y posición ante la vida de
los muertos. Lo mismo hay que decir de estos ante la muerte de los vivos.
¡Profundo y original!
Las descripciones
son suficientes, equilibradas. No existe el “placer” fácil de la abundancia.
Práctica frecuente que, para despiste y posible aburrimiento del lector,
paraliza el ritmo y la acción. Los Gorriones de piedra ofrecen una
lectura fluida. La historia progresa sembrando en cada párrafo el interés
deseado.
A este comentario,
donde los aplausos creo que se oyen sin ningún esfuerzo, hay que añadir un
detalle más. Se agradecen las dotes de comunicación de Begoña Roldán, pues
escribe con un estilo directo, ameno y perceptible. Estos detalles autorizan a
asegurar que «es un libro de interpretación y lectura sencillas». Sí, pero a
eso se llega cuando el autor se somete al trabajo más difícil después de la
creación: revisión gramatical exhaustiva, afrontada con el fin de relacionar
las palabras adecuadas, no solo bonitas sino también exactas, inteligibles y
con la idiosincrasia propia de los personajes que hablan. Eso y más, hasta
llegar a un final coherente, brilla en esta novela que recomiendo porque me ha
encantado leer, y porque he visto en ella que el amor también existe en el
barrio al que no queremos ir.
6 comentarios:
Un placer el haberte hallado y leído
Qué suerte, Begoña. Una reseña de tu libro tan bien hecha.
Inés.
Gracias por tus palabras. Me llenas de emoción. Un abrazo.
Muchas gracias, Inés. Esta novela de Begoña merece la mejor reseña. Un abrazo
Un millón de gracias. Me ha emocionado muchísimo tu reseña. Eres muy generoso con mi novela y me alegra enormemente que te haya gustado. Un abrazo grande, Begoña
No soy generoso, soy justo. He sentido todo lo que he escrito en esta reseña. No cambiaría ni una coma; quizá sí, pero para mejorar la calificación de tu obra. Un abrazo.
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