El año
pasado, atendiendo la petición de Cruz Roja Española, asamblea local de El
Barraco, presenté JÓVENES JUSTICIEROS en dicha localidad. Mi pueblo.
Para ello tuve que leer el libro, no sé hacerlo de otra manera. Me gustó. Acabo
de releerlo, y quiero compartir las conclusiones de un análisis reposado, sin
condicionantes promocionales.
El autor
de la obra, Carlos del Solo, es numerario de la Asociación de Novelistas
«La Sombra del Ciprés» y, como voluntario de Cruz Roja en Ávila, dirige un
taller literario. Se distingue por su dedicación a la escritura creativa, con óptimos
resultados de calidad. Además de esta obra que hoy comento, ha publicado con
anterioridad «El Cid Campeador. Simplemente Rodrigo» y «Enrique IV de Castilla.
El último rey medieval». Novelas históricas donde muestra su cultura y dotes
artísticas, con tramas emocionantes y personajes bien identificados
psicológicamente, relacionados con su época.
JÓVENES JUSTICIEROS, es una novela o un
relato —si se prefiere— de diez capítulos. Está ilustrada por el joven
dibujante Juan Montávez, quien asegura que en todos los dibujos hay una mosca;
esto es solo una anécdota, pero hay que explorar y encontrarla. Lo que no es
necesario buscar es la originalidad, la imaginación y la sonrisa que produce
cada frase.
Esas
premisas realistas, de vida, de historia y de momentos presentes, surgen en
conversaciones espontáneas, consecuencia de investigar sobre lo que no está bien
en la ciudad. Tales situaciones son comentadas con espíritu crítico, y
constructivo a la vez, por Cecilio, Pilar, Eufe, Flori, Marce, Pili, Isa, Juli,
Nati, Feli… La conclusión y posibles soluciones que ellos proponen, constituyen
los elementos con los que Carlos, valiéndose de una actitud docta y atenta,
ensambla con destreza y maestría pasajes llenos de arte literario. Un arte que
convierte a esos personajes de carne y hueso en actores de ficción, capaces de
llevarnos a situaciones sorprendentes, atractivas y tintadas de humor.
Estas
narraciones, transmitidas con un lenguaje sencillo, asequible para todos los
públicos, de 9 a 99 años dice el autor, suscitan siempre el aplauso en quien
lee, pues estimula los ánimos ante el propósito que surge entre los personajes
para acabar con los malhechores de la ciudad, valiéndose de pócimas y
apariencias medievales. Bien mirado, es un ejemplo que todos podríamos seguir
para convertir nuestro entorno en un lugar más confortable y seductor.
JÓVENES JUSTICIEROS, de Carlos del Solo,
es una obra fantástica, construida con un material envuelto en ficción, pero
verosímil e inteligible para quien quiera gozar de historias que nacen, crecen
y terminan como no fue, pero pudo haber sido.
Los
detalles citados invitan a analizar con detenimiento esta obra especial. En ese
análisis, que me ha deleitado de forma insólita, he
podido comprobar que su universo intelectual es lo suficientemente atractivo
como para no perderse nada de lo que en él se expone. A quienes gustan de las
técnicas narrativas debo decirles que sus textos impactan, crean la necesidad
de seguir leyendo, sin perderse una línea ni un concepto hasta el desenlace.
Este siempre sorprende, sin perder la coherencia con la exposición y el nudo.
Otra exquisitez importante que da categoría a JÓVENES JUSTICIEROS es que aporta con claridad las respuestas al
cuestionario de la brillantez que requiere la narrativa de calidad: ¿Quién es
el protagonista? ¿Qué ocurre? ¿Por qué? ¿Dónde, cómo y cuándo suceden los
hechos? A estas excelencias se unen la peculiaridad argumental, la concreción
explicativa, el uso de verbos con movimiento y las descripciones
imprescindibles, solo las justas, para no alterar el ritmo.
Este libro es todo sustancia, con elocuencias que determinan lo bien
que escribe Carlos del Solo. Valiéndose de recursos efectivos, construye
fabulaciones capaces de conseguir que el lector se identifique, como un justiciero
más, con los intérpretes de la acción; una acción cimentada en el devenir
cotidiano, ambientado en medios urbanos próximos, ¡de Ávila, sin ir más lejos!,
ungidos con colores de belleza y emoción, propios de una Literatura digna de nota
sobresaliente. Leedlo, os va a gustar.
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